La alcachofa es el fruto procedente de la alcachofera y su nombre científico es Cynara scolymus, de ahí el nombre de ALCACHOFAS CYNARA. Según el mito griego, el dios Zeus se enamoró perdidamente de una hermosa muchacha, llamada Cynara, que se tostaba al sol en la isla de Kynaros. La sedujo de inmediato y tan encantado quedó, que la ascendió a diosa y la alojó en el mismísimo Olimpo. Cansada de su papel de amante –estaba casado con Hera–, regresó sin permiso a su querida isla. Zeus, enfurecido por haber sido abandonado quedando al alcance de los mortales, se las arregló para hacerle crecer unas escamas coriáceas que la envolvieron hasta dejar solamente un corazón desdeñado, creando así la primera alcachofa.
Ya en la época persa, allá por el 4000 a.C., se conocían sus propiedades, pero fueron los griegos y romanos quienes la trajeron desde Egipto o el noroeste de África extendiendo su comercio hacia el Mediterráneo, cuyo clima templado hacía posible su cultivo anual. Más tarde, los árabes la rebautizarían con el nombre de al-kharshûf, que significa “lengua de la tierra”.
En la Edad Media, la era del obscurantismo, la alcachofa fue dejada de lado hasta que en el siglo XV Catalina de Médici, la propagó por Italia y posteriormente Francia al casarse con Enrique II y con el descubrimiento de América, también acabó cocinada allí. Eso sí, durante mucho tiempo sólo los ricos podían permitírsela ya que su valor aumentó poderosamente.
Hoy en día Europa es el principal productor de alcachofa teniendo su máxima presencia en Italia y España, llegando a acaparar en torno al 70% de la producción mundial, seguida de Francia y Grecia. En América del Norte, destaca California y en Iberoamérica Chile, Perú, Argentina y México. En cuanto a África, Egipto junto con Marruecos, Argelia y Túnez son los principales productores, así como en Asia lo es China.
*Nombre de la imagen: Les cinq sense, le gout de Abraham Bosse. 1638